Ser mujer no es tarea fácil. Constituye un desafío en la lucha por el pleno reconocimiento y vigencia de nuestros derechos, en el que hemos tenido que superar obstáculos, algunos de los cuales aun existen; pero, ello nos debe dar fuerza para seguir adelante en este proceso de lucha por obtener nuestra propia visibilidad como ser social, cultural, político y productor de riqueza.
Con el objetivos de lograr la integración y plena participación de las mujeres en el desarrollo de nuestros pueblos, que nos permitan intervenir en la construcción de un nuevo mundo más equitativo y humanizado.
Si bien es cierto que en investigaciones recientes se señala un avance en la condición jurídica de las mujeres en el mundo, a través de las distintas leyes y convenciones, no debe negarse que la garantía del goce de los derechos humanos de las mujeres no es pleno, pues existen leyes que están teñidas de prejuicios sexistas, o que sólo ofrecen respuestas parciales o no responden a la realidad social e institucional de los países, siendo por ello, limitada su aplicación y efectividad.
De lo anterior surge la necesidad de desarrollar a todos los niveles, amplios programas de promoción y divulgación de los derechos, convenios y leyes, pues es uno de los mecanismos que elevara a la mujer al lugar que históricamente le fue negado.
